Los mejores libros que he leído en el 2020

Este 2020 ha sido un año extraño y diferente. Por suerte, ahí estaban los libros para hacernos compañía durante el confinamiento y la “nueva normalidad”. Personalmente, y como comenté el año pasado, me hubiera gustado leer este año mucho más de lo que leído (algo que no he podido hacer en gran parte por motivos laborales). No obstante, aquí va mi lista de los mejores libros que he leído en el 2020. Vamos allá.

Índice del contenido

Contemporáneos

La noche de los tiempos, de Antonio Muñoz Molina

Este ha sido, sin lugar a dudas, el libro que ocupa el podio de mejores libros que he leído en el 2020. Mi amigo Paco Ramos siempre dice que es la mejor novela publicada en el siglo XXI, y ahora entiendo por qué.

En esta novela de casi 1.000 páginas (algo sumamente extraño en los tiempos de impactos rápidos en los que nos encontramos), la trama se desarrolla en plena Guerra Civil española, con numerosas analepsis (más conocidas por su término en inglés, flashback)a los meses que la preceden. No obstante, y lejos de centrarse en la contienda, el foco se sitúa en todo momento sobre Ignacio Abel, un arquitecto que desde el exilio rememora el enamoramiento y pérdida de su amante, Judith, a quien pretende encontrar en Estados Unidos, con el consiguiente deterioro y desvinculación de su mujer, Adela, y de sus hijos.

Personalmente, he disfrutado tanto con La noche de los tiempos como con Guerra y paz de Tolstoi. De hecho, al igual que en la novela del ruso, la acción amorosa (concienzudamente escrita, con intromisión psicológica, sufrimiento de personajes, pérdidas del ser amado y sus consecuencias…) se desarrolla en los meses que conforman 1936 y 1937, increíblemente documentados. El desamor, los asesinatos, la guerra, la búsqueda de la paz, la humillación hacia el otro y, sobre todo, los exiliados se convierten en motivos centrales:

En cada frontera habrá alguien que se tomará su tiempo para estudiar un pasaporte y cualquier otro papel que se le ocurra exigir, que alzará los ojos por encima de unas gafas con aire de recelo y se volverá hacia un colega para murmurar algo o desaparecerá detrás de una puerta cerrada llevándose consigo el documento de pronto sospechoso; alguien que se erige guardián, en dueño del porvenir de los que esperan, admitiendo a algunos, rechazando inescrutablemente a otros; o que se toma su tiempo para encender un pitillo o intercambiar un chiste con el empleado de la mesa contigua antes de volver hacia la ventanilla y examinar de nuevo al que espera, al que se sabe a punto de la salvación o de la condena, del sí o del no.

Antonio Muñoz Molina

Eisejuaz de Sara Gallardo

Después de España (pues soy filóloga hispánica), Argentina es el país que más me interesa ahora mismo en términos literarios. De hecho, este año he leído a bastantes autoras argentinas (ya que han sido mujeres), de las cuales mi preferida es, sin lugar a dudas, Sara Gallardo.

Escritora del siglo XX, ha sido recientemente recuperada (en España su publicación se la debemos a una editorial independiente denominada Malas Tierras). En cualquier caso, Gallardo es una autora sumamente personal e individual en el plano literario, tan solo equiparable, desde mi punto de vista, a Juan Rulfo. No obstante, me atrevería a decir que Eisejuaz es todavía más interesante que Pedro Páramo (¡y eso que yo soy una fiel admiradora de Rulfo!).

Al igual que Pedro Páramo, se trata de una novela relativamente corta que requiere de varias lecturas para su total comprensión. Además, cuenta con un estilo sumamente lírico, plagado de omisiones:

Vengan aquí; prendan sus fuegos aquí; hagan sus casas aquí, en el corazón de Eisejuaz, angeles mensajeros del Señor Angel del tatu, para bajar al fondo, para saber, cuerdo de huesos para aguantar. Angel de la serpiente, silencio. Vengan, díganme, prendan sus fuegos, hagan sus casas, cuelguen sus hamacas en el corazón de Eisejuaz.

Sara Gallardo

Hombres de Angelika Schrobsdorff

He manifestado mi predilección por Angelika Schrobsdorff en este blog con anterioridad. Con Tú no eres como otras madres, conocí a una escritora alemana a la que nunca antes había leído. Con Hombres (su primera novela, de hecho) me decidí a ahondar en las líneas que tanta polémica habían causado en Alemania en el momento de su publicación.

Por ello, creo que no puedo escribir nada más sobre Angelika Schrobsdorff que no haya escrito anteriormente. Quizás, además de su evidente talento literario, lo que más me maravilla de esta mujer es su capacidad para ahondar en la herida, para no dejarse emponzoñar por el sufrimiento y ser capaz, de un modo envidiable, de plasmar sus vivencias personales, tan sobrecogedoras, sobre el papel: los recuerdos de familiares y amigos asesinados en el Holocausto, la condición de exiliada con la que se crio, la indefensión que convertiría en rabia, la necesidad de evasión…

Todo ello convierte a todos y cada uno de sus libros en testimonios de una superviviente dispuesta a no perder su biografía, a legarla y regalarla a las nuevas generaciones para que, ante todo, estas no olviden el dolor que les precedió:

Yo vivía con mi madre en un pequeño y poco simpático apartamento que no me gustaba nada. Llevábamos una vida muy retirada, con pocas amistades y ninguna vida social. Desde que las tropas alemanas habían ocupado el país debíamos extremar las precauciones y no llamar la atención por causa alguna. Mi madre me lo repetía insistentemente.

Angelika Schrobsdorff

El año del pensamiento mágico de Joan Didion

Personalmente considero que Joan Didion es una de las mejores escritoras actuales. En mi lista de los mejores libros que leí en el 2019, a Didion ni siquiera le adjudiqué un título: todos los libros que había leído de ella eran fascinantes. El año del pensamiento mágico no es una excepción y, si bien es cierto que es diferente al resto de su obra por el momento en que fue escrito, esto es precisamente lo que lo convierte en un libro excepcional.

Cualquiera que conozca la biografía de Didion (en Netflix está disponible el documental sobre su vida), conoce la pérdida dramática que sufrió la escritora con su marido y su hija. El año del pensamiento mágico es precisamente el año que sucede a la muerte de su marido, el también escritor John Gregory Dunne. Durante el 2004 Didion vivió un “año mágico” debido, precisamente, al duelo y la incapacidad para afrontar la pérdida. Por ello, gran parte de la obra se centra en la búsqueda de una explicación que justifique la muerte repentina del marido, ya que, si uno conoce la razón por la que suceden los sucesos, es posible que pueda pasar página más fácilmente y, sobre todo, acabe con la idea de que pudo hacer algo para solucionarlo:

Durante mucho tiempo no escribí nada más.
La vida cambia en un instante.
Un instante normal.

(…) enfrentados a un desastre repentino, todos señalamos lo normales que eran las circunstancias en las que lo impensable sucede: el cielo azul despejado desde el que se precipitó el avión, el recado rutinario que acabó sobre la espalda con el coche en llamas, los columpios en los que los niños jugaban como de costumbre cuando la cascabel salió de entre la hiedra y atacó (…)
«Y de pronto… se acabó».

Joan didion

La vida a ratos de Juan José Millás

Aunque no puedo decir que la trama de este libro sea absorbente ni el estilo tan lírico como suele gustarme, La vida a ratosha sido una novelilla que he disfrutado enormemente.

Quizás sea por el momento en el que la leí (como he dicho, el 2020 ha sido un año difícil para todos), o quizás porque, en ocasiones, es preciso salir de esas tramas sumamente trabajadas y complejas como las que he descrito anteriormente. En cualquier caso, lo que más me atrajo de Millás para incluirlo en mi lista de los mejores libros que he leído en 2020 fue, sin duda alguna, su humor.

Y es que yo nunca había leído con anterioridad un libro de Millás, y La vida a ratos, aunque autobiografía ficticia, es autobiografía en cualquier caso. Así, la personalidad de autor rebasa al personaje y surge una y otra vez en la narración, presentando a un hombre sumamente hipocondríaco (siente especial predilección por los ictus), cotilla (en este punto recuerdo a José Luis Sampedro, quien decía que los escritores eran, ante todo, cotillas), obsesivo (el protagonista de la novela deja de trabajar en incontables ocasiones para realizar tareas absurdas con las que se ha obsesionado) y, ante todo, sumamente divertido. Por ello, esta novela me entretuvo en unos momentos en los que lo necesitaba:

MARTES. Estaba odiando mentalmente a un colega sin meterme con nadie cuando sentí un pinchazo en el cerebro. Suele decirse que el cerebro no duele, pero quizá no todos los cerebros sean iguales. Un ictus, pensé aterrorizado. Permanecí quieto unos segundos, hasta que pasó el dolor, y luego comprobé, miembro a miembro, que todo mi cuerpo funcionaba. Todo no. Antes era capaz de mover las orejas, lo que me hizo muy popular en el colegio, pero ahora permanecían estáticas. Llamé a mi mujer para que me llevara a urgencias.

¿Qué te pasa? – dijo.

Me ha dado un ictus y no puedo mover las orejas.

¿Hay alguna otra cosa que no puedas mover?

Creo que no.

Entonces no es un ictus.

Juan José Millás
Los mejores libros que he leído en el 2020

Clásicos

Si algún día escribo una lista de los mejores libros que he leído en el año y no incluyo clásicos, buscadme: habré perdido el poco talento que tengo. Y es que cuanto más ahondo en libros del pasado, más actuales los encuentro, y eso es precisamente lo que me ha ocurrido con las obras seleccionadas como los mejores libros que he leído en 2020.

La Celestina de Fernando de Rojas

Prometo haber leído La Celestina, al menos, unas cuatro veces antes de 2020 (la mayoría obligada, todo hay que decirlo). Sin embargo, ninguna de ellas me he deleitado de manera similar a esta última (por algo forma parte de los mejores libros que he leído en el 2020).

Suelo decir esto de manera constante, pero creo que La Celestina se ha convertido en mi obra clásica favorita escrita en castellano. La manera en que describe los suburbios, los juegos semánticos entre personajes, el desarrollo de la trama, la crítica social que tiñe toda la obra… Todo ello ha hecho que esta obra me haya alegrado este año 2020 (y que esté preparando algunas cosillas para el canal de Youtube). Como ejemplo, destaco las palabras que Sempronio le dirige a Pármeno cuando ambos hablan de enamoramiento de su amo, Calisto:

El mal y el bien, la prosperidad y adversidad, la gloria y pena, todo pierde con el tiempo la fuerza de su acelerado principio. Pues los casos de admiración y venidos con gran deseo, tan presto como pasados, olvidados. Cada día vemos novedades y las oímos, y las pasamos y dejamos atrás. Disminúyelas el tiempo, hácelas contingibles (…) Pues así será este amor de mi amo; cuanto más fuere andando, tanto más disminuyendo, que la costumbre luenga amansa los dolores, afloja y deshace los deleites, desmengua las maravillas.

Fernando de Rojas

La vida es sueño de Calderón

Hace unos meses subí a mi canal de Youtube un vídeo sobre las innovaciones teatrales que llevó a cabo Calderón en el siglo XVII y, además de ahondar en aspectos externos, resalté el dominio total del lenguaje de este dramaturgo.

De entre ellas, La vida es sueño siempre se ha destacado por los temas trascendentales que toca: el honor y la injusticia, la lucha contra el destino del ser humano, la libertad, la apariencia contra la realidad y, sobre todo, el peculiar estilo de Calderón, quien, por cierto, fue EL gran dramaturgo del Barroco. ¿De dónde sacaban tiempo los hombres y mujeres del pasado para hacer tantas cosas?

¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice!
    Apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Calderón de la Barca

De senectute de Cicerón

Al igual que me ocurre con Angelika Schrobsdorff, escribí una entrada en mi blog dedicada a esta obra en particular. Recuerdo leerla en plena cuarentena, cuando la situación parecía que iba a durar poco, y me transmitió una enorme paz. Y digo paz porque, en general, el pensamiento latino es capaz de producir serenidad en momentos dificultosos (esta misma situación se repite con otros pensadores, como Marco Aurelio o Séneca). Por ello es otro de los clásicos que escojo para los mejores libros que he leído en el 2020.

En general, De senectute es un alegato de Cicerón a favor del “saber envejecer”. Fue escribo cuando el filósofo tenía 63 años y en él se desmontan uno a uno los tópicos que suelen utilizarse para descalificar a los mayores y considerar que ya no son dignos de estar en este mundo (ejem):

La ancianidad es llevadera si se defiende a sí misma, si conserva su derecho, si no está sometida a nadie, si hasta su último momento el anciano es respetado entre los suyos.

Cicerón
Atardecer para «los mejores libros que he leído en el 2020»

Biografías

Biografía de Concepción Arenal de Anna Caballé

Aunque también devoré la biografía de Pardo Bazán escrita por Isabel Burdiel, he de reconocer que guardo un mejor recuerdo de la obra que Anna Caballé dedicó a Concepción Arenal. Ello puede deberse a que, mientras que Pardo Bazán es un personaje femenino ampliamente conocido, el de Concepción Arenal ha pasado discretamente desapercibido.

Concepción Arenal fue una pensadora de finales del siglo XIX. Aunque coincidió temporalmente con Pardo Bazán, la relación entre ambas no fue demasiado amistosa, a pesar de contar con numerosos krausistas en común (especialmente Giner de los Ríos, quien intentó en más de una ocasión que ambas estrecharan sus lazos).

En cualquier caso, la figura de Concepción Arenal ha comenzado a ser estudiada de manera reciente y, en esta biografía, Anna Caballé lleva este género a un lirismo y agilidad difíciles de conseguir en una biografía. A ello se suma, por supuesto, la homérica labor documental que llevó a cabo la investigadora. Todo ello convierte la la biografía de Concepción Arenal en uno de los mejores libros que he leído en 2020.

Poesía

Cuando comencé a estudiar la carrera, recuerdo leer a numerosos novelistas que habían comenzado sus andanzas literarias en el campo de la poesía y, sin embargo, se habían pasado a la prosa. Yo, que por aquel entonces leía y escribía poesía, no comprendía cómo era posible que algo así sucediera, pues la lírica parecía gustar tan solo a unos y unas elegidas, de modo que, por mucho que uno lo intentara, era imposible escapar de ella.

Pues bien, hace algunos años era lectora asidua de poesía. Conocía a la mayoría de poetas que salían al mercado y leía constantemente poemarios de grandes hombres y mujeres que habían destacado por la construcción de sus versos. Y, aunque la lírica era mi pasión, por circunstancias de la vida me alejé de ella. Cuando quise volver a acercarme, a indagar en su forma, constaté algo que me había sucedido: ya no era una elegida, los versos apenas despertaban sentimientos en mí. Desde ese momento me sentí una apátrida literaria porque, a pesar de que la narrativa me regalaba momentos excitantes y reconfortantes, no se parecían ni de lejos a lo que un día me otorgó la poesía.

Este 2020 me he ido aproximando, poco a poco, a los versos. Todavía me queda mucho camino por recorrer, pero he leído algunos poemarios y he vuelto a experimentar ciertas emociones leyendo versos. Y aquí es donde entra de lleno Ida Vitale, que es la poeta que, en este caso, me ha ayudado en este proceso de exoneración.

Trema de Ida Vitale

Mi amiga Irene me regaló, en ese momento en el que estaba enfadada con la poesía, este poemario. Intenté leerlo, pero no pude continuar. Por ello lo abandoné y lo olvidé. Hasta este año, cuando se ha convertido en uno de los mejores libros que he leído en el 2020.

Trema es el primer poemario que he leído sobre Ida Vitale. Como digo, todavía estoy un poco verde en esto de la poesía (me llevará tiempo volver a ser una ágil lectora de versos), pero he de reconocer que su poesía me ha sorprendido y, sobre todo, animado a volver a escribir. Creo que es lo más hermoso que un libro puede hacer por ti: ayudarte a sanar heridas (con dolor, con escozor o con furia, pero ayudarte al fin y al cabo):

Ya habíamos despedido al sol
y abre de pronto una ventana en el cielo:
entre dos jirones de nubes,
aparece de color frágil,
con una luz distinta.
¿Avisa que mañana quizás
no lo esperemos?
¿Que el ozono que crece
lo volverá infinito?
No naufragues aún.
Tres toldos amarillos
desmienten averías de la fe.
Que también sobre ti
pese esa bendición,
otra esperanza.
Ida Vitale

Por supuesto, he leído otros libros que me han gustado mucho: Don Juan de Torrente Ballester, Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez, El acoso de Alejo Carpentier, Réquiem por el campesino español de Ramón J. Sender… Pero, sobre todo, he leído numerosas lecturas relacionadas con el estudio filológico. Dos de ellas me acompañarán siempre: El amor y su expresión poética en la lírica tradicional, de Juan Victorio (mi antiguo profesor de Universidad) y Dos obras maestras españolas: el Libro de buen amor y la Celestina, de la grandísima María Rosa Lida de Malkiel.

¿Te han gustado los mejores libros que he leído en 2020?

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