26 Dic Los mejores libros que he leído en 2019
Dado que es la primera vez que escribo este tipo de entrada, no se me ocurre ningún comienzo que sea de mi agrado. Por ello, considero más apropiado ir al grano y centrarme en los mejores libros que he leído este 2019. Este año he leído más que otros años. Me he puesto las pilas con la literatura contemporánea, tanto nacional como internacional. Era mi asignatura pendiente, ya que en la Universidad gran parte de mi tiempo lo dediqué a leer obras de autores consagrados.
Lógicamente, no he leído todo lo que se ha publicado. Dentro de lo que me interesaba, he hecho una selección. Apenas he leído lírica este 2019. Son cosas que pasan. Y como no quiero distraer a nadie en exceso, os dejo las recomendaciones de los mejores libros que he leído en 2019 (y son pocos, porque me hubiese gustado leer muchos más). Aquí van:
Índice del contenido
Autores actuales
Lectura Fácil de Cristina Morales
La concesión del Premio Nacional de Narrativa a Morales ha estado rodeada de polémica desde el principio. Dejando esto a un lado, debemos centrarnos en la calidad de su obra literaria.
La apuesta por que las protagonistas sean cuatro retrasadas mentales ya es arriesgada. Si a eso le unes una situación política tensa -con la actual Cataluña como contexto-, un ensayo sobre el feminismo y unos personajes dispuestos a rebelarse contra las injusticias, la mezcla es explosiva. Hay mucho de quijotesco en la actitud de estas jóvenes. Cristina Morales no deja títere con cabeza y ataca por igual a unos y a otros, con descripciones desagradables que ponen contra las cuerdas al lector una y otra vez.
Sur de Antonio Soler
Premio Andalucía de la Crítica 2019, Antonio Soler recupera el protagonista colectivo en esta novela. Las calles de Málaga son el escenario por el que se mueven unos personajes que pretenden escapar de todo (y todo significa dolor, soledad, asfixia).
Se trata de personajes de diferentes estratos sociales que están conectados por lazos afectivos que parecen estrangular y provocar la muerte en vida: el adinerado y el pobre, el trabajador y el delincuente, el honrado y el violento, el que ama y el que es amado. Todos se dan cita en los mismos lugares y conocen a la misma gente, todos desarrollan su cotidianidad y buscan su provecho, y todos -y esta es la gran verdad de la novela- sienten una profunda y delicada insatisfacción por el rumbo que está marcando sus vidas.
Deseada, valorada, complacida. Ella y Céspedes. Disfrutado del presente. El presente en estado puro, la renuncia voluntaria al futuro. Desafiándolo a pesar de saber que sería él, el futuro, quien ganaría la partida, quien de un modo u otro los derrotaría a los dos. A cada uno de una forma diferente, tal vez de un modo más rotundo a él y puede que incluso enfrentándolos. Pero mientras tanto bailarían al son de su propia música.
Joan Didion
Para mí, 2019 ha sido sin ninguna duda el año de Joan Didion. Esta decisión no se debe a que la periodista haya publicado una obra nueva o haya recibido otro prestigioso premio. Simplemente, y aunque alguien se pueda echar las manos a la cabeza, no había leído nada de Didion hasta este año.
Didion ha llegado a mi vida para revolucionarlo todo y ha entrado de lleno en los mejores libros que leído este 2019.. Es cierto que siento predilección por los periodistas/escritores, ya que pertenezco al gremio. Sin embargo, lo de Didion es de otra dimensión.
Entre las obras que he leído se encuentran sus novelas Río Revuelto y Según venga el juego. En un tono más periodístico encontramos sus reportajes -recogidos en Los que sueñan el sueño del Dorado– y las notas que tomó para estos, publicadas en Sur y Oeste. Da igual que lo que llegue a mis manos, todo lo que leo de Joan Didion me parece hermoso y triste gracias a su capacidad de indagar en la sustancia y penetrar en la causa afectiva que mueve los actos humanos.
No puedo decir cuándo empecé a tener esto. Lo único que sé es que a los veintiocho años la cosa iba ya muy mal. Todo lo que me decía la gente me daba la impresión de haberlo oído antes, y ya no podía ni escuchar (…) Hería los sentimientos de la gente que me importaba e insultaba a las que no me importaba. Me distancié de la única persona que tenía una intimidad especial conmigo. Lloré hasta que dejé de ser consciente de cuándo estaba llorando y cuándo no, lloré en ascensores y en taxis y en lavanderías chinas.
«Adiós a todo aquello», Joan Didion
Conversaciones entre amigos de Sally Rooney
Aunque fue un fenómeno por las redes sociales en el año 2018, y este año Rooney ha publicado su segunda novela, Gente normal, no había leído Conversaciones entre amigos hasta 2019. Y ahora entiendo la fascinación que ha levantado y su puesto en los mejores libros leídos de todos los críticos..
En un mundo en el que todo parece venirse abajo, Rooney recupera el amor como centro temático. Sin embargo, es un amor lleno de complicaciones, miedos y contradicciones. Una protagonista brillante que tiene al autosabotaje y el aislamiento mientras se enamora de un hombre un poco mayor que ella que, además, está casado.
Aunque Rooney apenas utiliza descripciones y se centra en los diálogos para transmitir el estado emocional de sus personajes, algunas partes de la novela me parecieron conmovedoras y emocionantes.
Es él quien tiene todo el poder, no yo. No era del todo cierto, pero esa noche comprendí por primera vez lo mucho que había subestimado mi propia vulnerabilidad. Le había mentido a todo el mundo, a Melissa, incluso a Bobbi, para poder estar con Nick. No me quedaba nadie con quien sincerarme, nadie sentiría ninguna compasión por lo que había hecho. Y después de todo, él seguía enamorado de otra persona (…) Reconócelo de una vez, me dije. No te quiere. Eso es lo que te duele.
Recuperados
Agustín Gómez Arcos
Uno de mis grandes descubrimientos este año ha sido Agustín Gómez Arcos. Exiliado durante el franquismo, hasta este año no había oído hablar de él. Tanto María República como El cordero carnívoro son novelas impresionantes que transmiten una enorme violencia. Temas como el incesto, la homosexualidad, la prostitución o la transmisión de enfermedades venéreas aparecen en sus obras. Sin embargo, sus personajes no se sienten abatidos por la culpabilidad o el sometimiento. Al alejarse de la moral cristiana y la influencia católica, se rebelan contra una sociedad hipócrita y sostenedora del fascismo.
Gómez Arcos dirige sus misiles contra los franquistas y la Iglesia Católica, sustento el uno del otro, cara y cruz de la misma moneda. Y para demostrar la putrefacción del sistema, de la dictadura franquista y sus seguidores, Arcos recurre a la putrefacción física: los olores del convento, las moscas, el aliento o la viscosidad que rodean a la Madre Superiora en María República.
De modo que eso es morir. Hacer las faenas que te mandan otros, hablar con las palabras de otros, ahogar los propios sentimientos. Morir es dedicar la vida a otros, a los poderosos. Un servicio constante, sin descanso, sin fin, como un centinela olvidado que nadie viene a relevar. Morir es existir sin vivir.
María República
Tea Rooms. Mujeres obreras de Luisa Carnés
En los últimos años las editoriales están recuperando a las autoras del 27. Entre ellas, el caso de Luisa Carnés es de los más interesantes, pues gran parte de su obra se centra en elementos autobiográficos.
Esto es lo que ocurre en Tea Rooms. Mujeres obreras, una novela cuyo foco se sitúa en una sala de té y pastas del Madrid de los años 20. Las protagonistas son las mujeres de clase empobrecida que trabajan en el salón y sufren el machismo y la opresión propios de una sociedad en la que se vulneran los derechos de los trabajadores. Es esta una novela política que busca la conciencia de clases. Sin embargo, la conciencia se dirige especialmente a las mujeres y su emancipación. Nada más leerlo en enero, supe que esta obra estaría entre los mejores libros que he leído este 2019.
Aquí, las únicas que podrían emanciparse por la cultura son las hijas de los grandes propietarios, de los banqueros, de los mercaderes enriquecidos; precisamente las únicas mujeres a quienes no les preocupa en absoluto la emancipación (…) En los países capitalistas, especialmente en España, existe un dilema, un dilema problemático de difícil solución: el hogar, por medio del matrimonio, o la fábrica, el taller o la oficina. La obligación de contribuir de por vida al placer ajeno, o la sumisión absoluta al patrono o al jefe inmediato. De una o de otra forma, la humillación, la sumisión al marido o al amo expoliador. ¿No viene a ser una misma cosa?
Consagrados
Tu rostro mañana, de Javier Marías
Desde que, por primera vez, leí algo de Javier Marías, automáticamente se convirtió en uno de mis escritores preferidos. El estilo de Marías es muy peculiar. Si decíamos que Didion descarta la descripción y la indagación para condensar gran parte de los afectos en diálogos escuetos y buscar una actitud activa del lector, los narradores de Marías estarían en el punto opuesto. Estos buscan, indagan, piensan, se contradicen, persisten y dan vueltas alrededor de una posible explicación para sus sentimientos y comportamientos.
En las novelas de Marías es corriente observar la sucesión encadenada de oraciones sin puntos, como el pensamiento que fluye sin descanso y a distintas voces. Da igual la trama que escoja porque, lo importante, es la indagación que lleva a cabo el narrador acerca de lo que observa. Porque esos narradores testigo se dedican a observar desde la distancia a los otros, sus coetáneos, y a ahondar en su conducta.
En 2019 leí Lanza la segunda parte de la trilogía de Tu rostro mañana, ya que en 2018 leí muchas de sus obras. En 2020 espero terminar esta trilogía.
(…) expulsado del tiempo de ella que envuelve y arrebata a los niños y es ya muy otro que el mío, fuera del suyo que avanza ahora sin incorporarme, sin dejarme ser partícipe ni tan siquiera testigo, mientras yo no sé bien qué hacer con el mío, que avanza igualmente sin incorporarme o al que aún no he sabido subirme (quizás ya nunca me ponga al día), y en el que sin embargo transcurre esta vida (…) “Ya no avanzas. Te has convertido en pintura helada o en memoria helada o en un sueño acabado, y ya ni siquiera te veo desde la adversa distancia. Ya no eres, luego nunca has sido”.
Javier Marías, Tu rostro mañana
Benito Pérez Galdós
Si de autores consagrados hablamos, Galdós está en el podio de la literatura en español. En 2019 he leído dos novelas de él, Doña Perfecta y Misericordia, siendo esta última bastante cruenta y dura de leer. Con esa capacidad galdosiana para filtrarse por cualquier fisura, este autor pretende reflejar toda la sociedad española del siglo XIX sin dejar ningún cabo suelto.
Este 2020, además, será el año de Galdós. Por ello, es un motivo perfecto para seguir leyendo las novelas de un escritor que, viviendo de la caridad de una tía en su juventud, acabó convirtiéndose en el mejor escritor de su tiempo.
Era uno de esos chiquillos precoces a quienes la indulgente Universidad lanza antes de tiempo a las arduas luchas del mundo, haciéndoles creer que son hombres porque son doctores (…) Respecto a sus dotes intelectuales y a su saber social, tenía todo lo necesario para ser con el tiempo una notabilidad de estas que tanto abundan en España; podía ser lo que a todas horas nos complacemos en llamar hiperbólicamente un distinguido patricio, o un eminente hombre público, especies que, por su mucha abundancia, apenas son apreciadas en su justo valor.
Benito Pérez Galdós, Doña Perfecta
Teogonía de Hesíodo
Es un hecho que la mitología griega es apasionante. Existen numerosas fuentes que intentan indagar en una explicación u origen de los dioses, pero Hesíodo siempre ha sido considerado la fuente por parte del canon.
Hesíodo, autor del siglo VIII a.C., recogió en su Teogonía los mitos que circulaban por el mundo clásico acerca de los dioses. Se debate si fue el primero en hacerlo o no, pero su influencia es innegable. Lógicamente, atribuye a los dioses el origen del Universo y la razón del cambio. Por todo ello, es otro de los componentes de la lista de mejores libros que he leído este 2019.
Hablaron así las hijas veraces del gran Zeus, y me dieron como báculo pastoril una rama de verde laurel admirable de coger; y me inspiraron una voz divina, con objeto de que pudiese yo decir las cosas pasadas y futuras; y me ordenaron que cantase a la raza de los dichosos Inmortales y a ellas mismas, que cantara siempre desde el principio hasta el fin.
Hesíodo, Teogonía
Entre Visillos de Carmen Martín Gaite
Leído a finales de diciembre y automáticamente en la lista de «Los mejores libros que he leído este 2019», con esta novela, espejo de una ciudad provinciana en la España franquista, Carmen Martín Gaite describe la Vetusta de la dictadura. Pero su foco, a diferencia de los narradores omniscientes del XIX, es una clase social, la burguesía, y más concretamente las mujeres jóvenes de esa burguesía.
Es Entre Visillos una novela triste y lacónica, muy ágil, en la que predominan los diálogos y la introspección psicológica. Los personajes son, exceptuando a Pablo, mujeres diferentes con caracteres variados pero sujetas a las mismas normas y conductas, a una presión social que las aprieta hasta dejarles sin aliento ni certidumbre a la que aferrarse. Volvemos de nuevo al personaje colectivo y al fiel reflejo de la sociedad con el fin de buscar un cambio de conducta.
Siempre aquella cosa en la garganta, como un latido apresurado que entorpecía las primeras palabras. Siempre desde pequeña, y cada vez más agudizado. Sentía a sus espaldas las luces de las velas, los cánticos, los rezos, los ojos guiñados de los santos, mezclarse, menearse en un jarabe espeso y giratorio que se aplastaba contra ella inmovilizándola de cara a la madera, aturdiéndola con su hervor confuso. Apretó dentro del bolsillo de la chaqueta el papel arrugado y sobadísimo. Antes, a la luz escasa de una bombilla lo había estado repasando, pero la verdad es que fue más bien por deleite. Lo había escrito anoche, cuando el insomnio.
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