08 Jul Libros para el verano (I): La Regenta de Clarín
Elegir las lecturas de verano requiere tiempo. Debido al calor excesivo y a las vacaciones de verano, durante estos meses gozamos de una libertad temporal de la que carecemos el resto del año. Entre mis alternativas preferidas para los libros de verano, La Regenta es la primera opción que vengo a recomendaros.
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Leopoldo Alas Clarín, el gran crítico del siglo XIX
La personalidad de Leopoldo Alas (1852-1901) es una de las más intrigantes del panorama literario del siglo XIX. Pese a no ser originario de la ciudad, la mayoría de su vida estuvo ligada a Oviedo, escenario –por mucho que intente maquillarlo bajo el nombre de Vetusta- de su célebre La Regenta. En la ciudad asturiana fue criado y educado, y allí ocupó la cátedra gracias a la cual obtendría la mayoría de sus ingresos. A pesar de ello, su infancia discurrió por diversos escenarios castellanos, desde León a Guadalajara. Asimismo, en Madrid se instaló durante los siete años que dedicó a su formación.
Su labor crítica fue, como ha indicado buena parte de la crítica, increíblemente agresiva y, en grandes líneas, certera. Con la publicación de La desheredada de Galdós, Clarín adjuntó un prólogo considerado como un manifiesto a favor de los nuevos aires naturalistas, convirtiéndose de este modo en uno de los primeros críticos que analizó y estudió en profundidad este novísimo movimiento literario. De igual manera, fue uno de los primeros y más fervientes defensores de una jovencísima Emilia Pardo Bazán, si bien es cierto que la brecha surgida entre ambos acabaría convirtiendo a Leopoldo Alas en el feroz enemigo de la gallega.
Fue precisamente su labor como crítico la que le gangrenó numerosos enemigos. En primer lugar, Clarín, que pretendía ser objetivo, se propuso acabar con el amiguismo y compañerismo existente entre los críticos y escritores del momento. En este sentido, sus artículos sobre literatura son en muchas ocasiones duros e, incluso, destructivos y violentos. No obstante, y a pesar de su aparente compromiso con la Literatura, también permitió que sus sentimientos personales intercedieran en su juicio, llegando incluso a los ataques personales contra escritores. Así, una vez declarada la guerra entre ambos, de Emilia Pardo Bazán escribiría que era una “mujer que quiere verlo todo en la ciencia, como otras quieren verlo todo… en la ropa blanca”.
Sin embargo, esta faceta de crítico seguro de sí mismo, de gran conocedor de las letras nacionales e internacionales, contrastaba con su faceta como creador. En este sentido, Leopoldo Alas fue uno de los escritores decimonónicos más inseguros respecto a su obra. Pese a que no nos han llegado numerosos documentos, sabemos que con Emilia Pardo Bazán se sinceró en más de una ocasión. A ella le confesó que escribir “le hacía daño”, que no sabía si servía para ser escritor o no y que, por ende, no creía que volvería a escribir tras la publicación de La Regenta. A esas confesiones profesionales se sumaban otras de calado más íntimo, como aquellas en las que aseguraba sentirse viejo y enfermo:
“La envidio a Vd. Entre tantas cosas envidiables que Vd. Posee, esos alientos de eterna juventud que bien se ve que han de subsistir aun después de que la juventud física haya desaparecido”.
La Regenta, Vetusta y Oviedo
A pesar de que había escrito cuentos y artículos, Leopoldo Alas Clarín tan solo escribió una novela larga. Esta es la opción que recomiendo entre los mejores libros para el verano: La Regenta.
Se trata, a ojos de la crítica, de la novela cumbre del crítico. Sus teorías sobre la novela, que expuso en numerosos artículos en los que trató la narrativa de Galdós, Valera o Pardo Bazán, permitieron al catedrático tener un horizonte fijo al que dirigir su ficción. También su relación con los krausistas, y en especial con Francisco Giner de los Ríos, ejerció una notable influencia en la concepción de la novela, especialmente en la crítica social y preocupación del escritor sobre los valores y comportamientos sociales.
La acción se desarrolla en el clima asfixiante y corrompido de Vetusta. La nube de la infidelidad, un tema fuertemente influido por las lecturas de Madame Bovary de Flaubert y Ana Karenina de Tolstoi, persigue a una Ana Ozores que, a diferencia de las anteriores protagonistas femeninas mencionadas, carece de todo tipo de iniciativa. Ello hace que se convierta en un muñeco a merced de Fermín de Pas, el párroco que representa las ansías de poder de la iglesia católica, y Álvaro Mexia, caricatura del Don Juan caracterizado por su bajeza moral y su cobardía. A estos personajes se suma el marido de Ana Ozores, Víctor Quintanar, un hombre maduro incapaz de satisfacer a su mujer emocional y sexualmente.
El Clarín creador no tuvo consideración con ningún personaje. Tras Ana, Fermín, Álvaro o Víctor se esconde una sociedad hipócrita y despreciable que, después de colaborar en la forja de desgracias a las que sucumben los protagonistas, se despoja hábilmente de cualquier arrepentimiento moral y no duda en despellejar y humillar a los mismos a los que animaron. La Iglesia, la alta sociedad y las clases bajas son igualmente descritas en esta novela, la cual transmite a lo largo de sus páginas la degradación moral de la sociedad provinciana.
A la destreza narrativa se une la estructura de la novela, concienzudamente estudiada y pensada por el crítico que, a pesar de todo, dudaba acerca de una obra que fue admirada por sus contemporáneos. En las cartas que Emilia Pardo Bazán dirigió a Leopoldo Alas Clarín, esta le tranquilizó acerca de sus inseguridades y le aseguraba que, tanto para ella como para Francisco Giner de los Ríos, la novela era buena, muy buena.
No obstante, La Regenta fue acogida con discreción y silencio por parte de la crítica. En la biografía sobre Emilia Pardo Bazán que escribió Isabel Burdiel, la investigadora teoriza acerca del “silencio” de Pardo Bazán -una escritora célebre a la que Clarín había ayudado a encumbrarse- como una de las posibles causas de la enemistad surgida entre ambos. Sin embargo, lo cierto es que la mayoría de los escritores, amigos y conocidos de Alas se decantaron por el silencio. Así, Galdós no alabaría públicamente La Regenta hasta que Leopoldo Alas Clarín falleciera en 1901 debido a una muerte prematura a los 49 años.
A pesar de ello, La Regenta es una novela excepcional y única y, por lo tanto, una de las mejores alternativas a la hora de elegir un libro para el verano.
Bibliografía
Burdiel, Isabel (2019). Emilia Pardo Bazán. Taurus.
Shaw, D.L. Historia de la Literatura Española. Ed: Ariel.
Gullón, Germán. “Biografía de Leopoldo Alas Clarín”. Cervantes Virtual.
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