La Ilíada de Homero: la nostalgia por el pasado perdido

La Ilíada de Homero es uno de los principales pilares de la literatura occidental. En contra de lo que muchas personas creen, La Ilíada no es el resumen de la guerra de Troya, sino tan solo un breve esbozo de la misma. En esta obra, Homero narra los 51 últimos días de una contienda que se extendió durante 10 años.

El resumen de La Ilíada queda fijado al comienzo de la obra. Así, los más de 15.000 versos describen la cólera de Aquiles, es decir, el momento en el que el héroe griego, Aquiles, se enfurece con los griegos y acaba por vengarse de los troyanos.

Canta, ¡oh diosa!, la cólera del Pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas.

Comienzo de La Ilíada

Índice del contenido

¿Qué es La Ilíada?

La Ilíada es un largo poema épico en el que se describe la cólera de Aquiles. Como he mencionado, La Ilíada no es un resumen corto de la guerra de Troya. Si ese hubiese sido el cometido de Homero, este no hubiese narrado únicamente los 51 últimos días de la contienda.

Así, La Ilíada de Homero no comienza con el “rapto” de Helena (lo escribo entre comillas, ya que de rapto no tuvo nada), sino con una disputa interna entre los griegos. De igual modo, las páginas de La Ilíada no explican el final de la guerra, sino tan solo el apaciguamiento de la cólera del griego Aquiles.

Entonces, ¿de qué trata La Ilíada?, ¿cómo comienza?

La Ilíada de Homero: resumen

Crises, sacerdote del dios Apolo, acude al campamento de los griegos, establecido a las afueras de Troya, para recuperar a su hija, Criseida, con un rescate. Como tantas mujeres en la narración, Criseida ha caído prisionera y es la esclava de Agamenón, líder de los griegos. Este se niega y el dios Apolo envía calamidades a los griegos. Como consecuencia, los griegos se reúnen y acuerdan devolver a Criseida a su padre, pues (y esto quedará patente durante todo el libro de La Ilíada) los mortales están indefensos ante la cólera de los dioses.

libro la iliada

Agamenón no esconde su enojo y, al verse obligado a devolver a su esclava, acude a la tienda de Aquiles, héroe griego que se ha mostrado a favor de devolver a Criseida, y le “roba” (ejem) a su esclava, Briseida. En la obra se hace hincapié en que Aquiles pretendía casarse con su esclava, Briseida, aunque en ningún pasaje se describa ninguna muestra de cariño por parte del griego a la mujer, quien es considerada, como tantas otras mujeres, un motín de guerra.

Aquiles, que no se caracteriza precisamente por una inteligencia emocional desmedida (habrá quien también elimine el adjetivo), se niega entonces a combatir y pide a su madre, la nereida Tetis, que interceda por él ante Zeus. Esta acude al Olimpo y solicita a Zeus la derrota de los griegos ante los troyanos. Zeus decide entonces que, hasta que el momento oportuno tenga lugar, los troyanos vencerán en el campo de batalla..

Los troyanos, con Héctor a la cabeza, hacen retroceder a los griegos. Mientras tanto, los dioses interceden en la contienda, ya sea a favor de los griegos (Atenea, Poseidón, Hera…) o de los troyanos (Afrodita, Apolo, Ares…). Zeus prohíbe a los dioses que se entrometan hasta que Patroclo, íntimo amigo de Aquiles, muera a manos de Héctor, una decisión que no se respeta siempre. Y así se cumple el mandato de Zeus: Patroclo cae a manos del troyano y, como consecuencia del dolor y la rabia, Aquiles mata a Héctor.

Sin embargo, eso no apacigua la cólera de Aquiles, por lo que el relato no termina aquí. Este intenta profanar el cadáver del troyano, paseándolo por el campamento griego una y otra vez. Sin embargo, Apolo lo protege y el cadáver no sufre deterioro. Príamo, el padre de Héctor, en una decisión un tanto kamikaze, acude solo al campamento de los griegos para recuperar el cadáver de su hijo y velarlo. Aquiles, motivado por la compasión (Príamo le recuerda a su padre), le devuelve a Héctor. Y de ese modo la cólera de Aquiles llega a su fin.

Las fechas de La Ilíada de Homero: ficción y realidad

Si hablamos de épocas, debemos diferenciar dos momentos importantes: uno que afecta al plano narrativo (es decir, cuándo tuvieron lugar los acontecimientos que narra La Ilíada de Homero) y otro que afecta al plano creativo (es decir, cuándo alguien llamado Homero escribió o compuso la obra).

La época de La Ilíada se sitúa en torno al 1.200 a.C., cientos de años antes de que el poeta Homero decidiera dejar por escrito una leyenda. Por lo tanto, lo primero que debemos saber cuando leemos La Ilíada es que su autor (o autores para muchos) no vivió ni luchó en la guerra de Troya.

¿Cuál es la época de La Ilíada?

En la entrada dedicada a La Odisea de Homero, escribí que existe polémica en torno a la figura del poeta, ya que no todos los investigadores están de acuerdo en cuanto a cuestiones tan importantes como su existencia o la composición única de La Ilíada y la Odisea. Y es que los griegos adjudicaban ambas obrasa un poeta griego llamado Homero, del cual no se sabe nada.

En cualquier caso, en la actualidad parece aceptado que alguien, supuestamente Homero, escribió ambas obras, pues ambas gozan de cierta unidad. Esta persona debió de nacer a finales del siglo VIII a.C., más o menos. Sin embargo, la guerra de Troya tuvo lugar, más o menos, en el año 1.200 a.C.

La época en la que se supone que los griegos lucharon contra los troyanos se enmarca dentro de la época micénica, un momento de esplendor de la civilización griega que se extiende desde el siglo XVI hasta el siglo XII a.C. Sabemos que Homero debió de escribir la obra en el siglo VIII a.C. porque el periodo que abarca desde el siglo XII a.C. hasta el VIII a.C. los griegos abandonaron el hábito de la escritura, razón por la cual estos siglos se conocen como Siglos Oscuros. Por lo tanto, La Ilíada y La Odisea fueron escritas a partir del siglo VIII a.C.

¿En qué época se escribió La Ilíada?

Aunque no se escribiera, durante los Siglos Oscuros las leyendas siguieron transmitiéndose. Aquellos años del pasado, en los que la civilización micénica alcanzó su máximo apogeo y gozó de gran prosperidad (antes de que un acontecimiento desconocido acabara con dicha civilización), debió de ser recreada, narrada y exagerada una y otra vez, circulando de boca en boca, de generación en generación. Así, la destrucción de Troya, una gran ciudad que fue incendiada, se transformó en leyenda y llegó a oídos de Homero.

No se puede determinar en qué año se escribió La Ilíada y, mucho menos, el año de publicación de La Ilíada o, más sencillo todavía, que La Ilíada tenga un año de publicación. Ello se debe a que, en primer lugar, se sospecha que Homero era un recitador o un bardo, es decir, una persona que recitaba de manera oral sus composiciones; y, en segundo, porque la publicación como la conocemos en la actualidad no tenía cabida en aquel momento ni muchos siglos después.

Así, es probable que un hombre llamado Homero, basándose en leyendas que había escuchado y que pertenecían al acervo popular, compusiese una obra que recitaba por los palacios. En la época en la que fue escrita La Ilíada (es decir, plasmada por escrito) el periodo micénico se contemplaba con admiración y nostalgia. Por esta razón, leer un breve resumen de La Ilíada y La Odisea nos hará comprender la ficción presente en las obras: los personajes son semidioses, las habilidades y cualidades de los seres humanos son poco corrientes, los dioses interceden en los asuntos de los hombres, los acontecimientos sobrenaturales son aceptados de manera natural…

En definitiva, historia, religión y leyenda se funden y evocan una época pasada, mejor que la presente, en la que los seres humanos, tanto hombres como mujeres, eran excepcionales y se comportaban movidos por el valor, el honor y la aceptación del destino impuesto por los dioses.

La realidad presente en La Ilíada

Aunque se nos presenten sucesos ficticios y una añoranza del pasado que fue creciendo siglo tras siglo, la obra completa de La Ilíada también da cuenta de una realidad que se filtra por sus versos.

Tras el principal argumento de la obra, en sus páginas encontramos las desgracias humanas, la violencia, la fuerza, el destino del hombre, el desamparo del ser humano ante el capricho de los dioses o, sobre todo, las crueldades y sufrimientos derivados de la guerra.

Así, los mismos héroes que hoy vencen en batalla mañana perecerán en el campo; las mismas mujeres que hoy son libres mañana serán esclavas; los mismos niños que hoy reciben a sus padres mañana serán huérfanos y desgraciados. Héctor, por ejemplo, pasa de infundir miedo a los griegos a ser un cadáver movido de aquí para allá. Aquiles, su contrincante, no tiene mejor suerte: vence a Héctor, pero morirá en poco tiempo, porque así lo han determinado los dioses.

Homero también deja constancia de las emociones humanas y su variabilidad: el valor da paso al miedo tan rápido como llega el alba; la alegría se convierte en dolor en cuanto la pérdida se hace presente. La idea de que todo cambia y nada permanece está presente en todos los cantos, como también lo está el hecho de que todo acto tiene consecuencias y cualquier afrenta a los dioses será castigada si no hoy, mañana.

Recomendaciones para leer La Ilíada

Leer los libros de La Ilíada y La Odisea es obligatorio para cualquier amante de la lectura. Aunque en un principio pueda parecer algo costoso, son obras maravillosas y sumamente entretenidas. La Ilíada es un libro más ágil y sangriento, mientras que La Odisea es una obra más compleja en formalidad y más realista en su componente psicológico.

Dada la complejidad para comprender algunos pasajes (presencia de ciertos dioses, épocas pasadas, etc.), mi recomendación es conseguir un ensayo de La Ilíada (La Ilíada de Gredos o de Austral, por ejemplo) y leer detenidamente cada página del prólogo. De hecho, leer La Ilíada, La Odisea y La Eneida (continuación de Virgilio a las obras de Homero) es una buena opción para acercarse a las obras clásicas.

Con respecto a cuántas páginas tiene La Ilíada o su formato en verbo o prosa, dependerá de cada edición y del traductor.

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